jueves, 6 de marzo de 2008

En las montañas de la locura


Un grupo de científicos viaja a la Antártida para realizar diversos estudios y experimentos. Mientras parte de ellos se quedan en el campamento base, otros parten en una especie de avanzadilla hacia el interior del continente. Por radio comunican al campo base que han hecho un descubrimiento extraordinario: encontraron enterrados fosiles de unos seres que no saben si clasificar como animales o vegetales y que son curiosamente avanzados y evolucionados con extremidades en forma de estrella con puntos cerca de ellos que pareciese ser un código. Los perros no soportaban a esas extrañas criaturas; ladraban como si aquellas criaturas fueran malévolas. Descubren también una cadena montañosa que rebasa en talla al Himalaya y lo que les pareció unos cubos en la cima de las montañas más altas. La gente del campo base se entusiasma con ese descubrimiento y decide prepararse para trasladarse al campamento. Pero una tormenta corta la transmisión y no les permite irse pronto, y a la vez retrasa la llegada del segundo grupo al lugar de los hechos. Por 2 días no saben nada de ese campamento. Cuando cesa la tormenta, pueden ir a explorar y ver si sus colegas estan bien. Una vez allí, se dan cuenta de que las tormentas ahí son mucho mayores a lo que son el el campo base; encuentran todo el campamento destruido y a los científicos muertos. Revisan la casa de campaña donde habían estado haciendo los experimentos sobre las criaturas descubiertas y se dan cuenta de que hay en la mesa instrumentos recien usados y sangre y restos humanos. También se dan cuenta de que desaparecieron un hombre y un perro; atribuyen a la locura del hombre faltante el que todos los perros y humanos estén muertos. Pero encuentran los seis cuerpos extraños en peor estado enterrados, y sobre ellos la misma serie de puntos que había en la cueva donde los descubrieron y los otros 8 cuerpos que se habían conservado en buen estado habían desaparecido. El protagonista y otro personaje deciden viajar atrás de las montañas y encuentran una ciudad en ruinas al pie de estas montañas y se enteran por medio de "jeroglíficos" de esa raza que los seres extraños eran relamente los Antiguos y de que no todos han muerto. Dos científicos logran huir del lugar, uno es el propio narrador y el otro es un alumno que a causa de lo vivido perdió la cordura.

1 comentario:

Alucard Saeba dijo...

Me encanta este relato...

Por cierto, el final es un homenaje a Poe... (¡¡TEKELILI!! ¡¡TEKELILI!!)